jueves, 9 de enero de 2014


 

Música en la Antigua Roma

La música, así como el arte en general, la ciencia y la filosofía pasarían a ser una parte fundamental de la civilización romana. Pero Roma no aportó nada a la música griega. Simplemente se la hizo suya.

Tanto la tragedia como la música griega se consolidaron en la península evolucionando a la manera romana. Adquirieron rasgos característicos que en ocasiones variaron la estética a la que había llegado la música en la civilización griega.

Las celebraciones musicales fueron de gran importancia en la Antigua Roma. Generalmente, se daban grandes fiestas a las que acudían numerosos músicos y coros que hacían las delicias de los oyentes con sus melodías y sus cantos. Recorrían la ciudad para que todo el mundo les pudiera oír.

Se trataba de una transmisión más bien superficial, de carácter puramente festivo y efectista. Durante estas jornadas musicales llegaban de todas las partes del Imperio a la capital, varios “músicos virtuosos “que amenizan y alegran cualquier situación. A éstos les gustaba realizar un espectáculo sensacionalista y con algunas excentricidades, para llamar la atención del público. El factor humor también era relevante para crear esta atmósfera fastuosa y distendida.

Entre éstos, había artistas muy importantes en aquellos tiempos, los cuales tenían mucha fama y estaban muy bien pagados. Acostumbraban a llevar una vida más bien festiva, al igual que su trabajo. De los músicos más populares, destacaban los griegos como: Terpnos, gran citarista y maestro de Nerón, Polón y Mesomedes de Creta, entre otros.

En cuanto a los instrumentos musicales más utilizados en la Antigua Roma, éstos provenían de diferentes pueblos de la Antigüedad. Y es que la civilización romana tuvo bajo su hegemonía a culturas distintas, las cuales influenciaban y enriquecían a Roma, a través de sus hábitos, costumbres y tradiciones. Así, los instrumentos solistas que más se usaban eran la lira y la citara.
 
 

El primero consiste en una especie de arpa, aunque la lira es más pequeña que un arpa convencional. Se trata del primer instrumento al que la “Biblia” hace referencia y es el único de cuerda que sale en el “Pentateuco”. Estaba, generalmente, hecho de madera y tenía diez cuerdas. Su forma variaba y su tamaño también, primando así el sonido más que la estética. Algunas de ellas eran bastante pequeñas como para tocarse mientras se andaba. El timbre resultaba dulce al oído y la expresión de su música se consideraba como un signo de felicidad.

Con respecto a la citara, hay quienes creen que el decacordio es lo mismo que este instrumento. La citara es una derivación de la lira siendo ésta más amplia y profunda que la otra. Por lo tanto también tiene más sonoridad.

 

La música de los primeros siglos de la era cristiana

Orígenes

La primera música utilizada fue la música hebrea y greco-romana. Se puede asegurar que emplearon ante todo la salmodia o declamación melódica de los salmos, que eran los antiguos poemas escritos por el rey David y por Asaf.

Voceaban el antiguo grito: "aleluya", o cantaban el "amén", o hacían la invocación: "gloria al Padre".

Las primeras creaciones musicales cristianas fueron improvisaciones, a manera de adoraciones, súplicas o exhortaciones.

Por otra parte, se incorporaron a la liturgia cantos modelados sobre himnos paganos, a los cuales fueron adaptados textos cristianos.

Con el correr del tiempo el cristianismo se expandió por todo el occidente europeo.

La música cristiana, tanto de oriente como de occidente, tuvo, durante los primeros siglos, características comunes, heredadas sobre todo de la música hebrea y de la música griega.

La música del primer gran núcleo cristiano en occidente, fue el de Milán, cuya liturgia fue establecida por san Ambrosio. Mientras la música ambrosiana cobraba enorme resonancia, se comenzó a organizar el canto romano, que con el correr del tiempo vendría a ser el canto gregoriano.

Los papas de los siglos V y VI desempeñaron un papel importantísimo en el desarrollo del arte y la música. Pero a finales del Siglo VI, el 7 de septiembre del año 592 cuando, con el ascenso al papado de Gregorio I llamado magno, el canto romano alcanzó su más perfecta expresión.

 

 

¿Y cuáles son esas características?

• Es música vocal, esto es, que se canta sin acompañamiento de instrumentos.

• Se canta al unísono, o sea que todos los cantores entonan la misma melodía. A esta manera de canto se le llama monodia.

• Se canta con ritmo libre según el desarrollo del texto literario y no con esquemas medidos, como podrían ser los de una marcha, una danza, una sinfonía, etc.

• Es una música modal escrita en unas escalas de sonidos muy particulares, que sirven para despertar variados sentimientos, como recogimiento, alegría, tristeza, serenidad, etc.

• Su melodía es silábica si a cada sílaba del texto corresponde un sonido y es melismática

• El texto está en latín, lengua del imperio Romano extendida por Europa, pues aún no existían las lenguas romances.

En el canto gregoriano hay varias melodías con las que se pueden entonar los salmos.

El Sanctus data de los albores mismos del cristianismo y tuvo su origen en la esplendorosa liturgia de Bizancio, en el siglo II, con la creación del trisagio, consistente en tres aclamaciones con la misma palabra.

El Agnus Dei solo aparece a fines del siglo VII. Consiste en unas breves súplicas que hacen eco a la expresión "cordero", utilizada por san Juan en el Apocalipsis.

Estos himnos produjeron profunda impresión en san Agustín, y por su sencillez sedujeron al pueblo en general

No hay comentarios.:

Publicar un comentario