EXPRESIONISMO
En música, la palabra
expresionismo sirve para describir un estilo en el que los compositores
vertieron la más intensa expresividad emocional en su música. Los compositores
más importantes que utilizaron el estilo expresionista fueron Schoenberg (quien
también fue pintor) y sus dos discípulos: Berg y Webern.
En un principio, la música expresionista
se basó en armonías que fueron haciéndose más y más cromáticas hasta que,
eventualmente, se llegaron a utilizar las doce notas de la escala cromática de
manera libre. Esto derivó en el atonalismo: la ausencia total de tonalidad (no
existe una nota central en el discurso melódico-armónico).
La
música expresionista de estilo atonal presenta las siguientes características:
* Armonías extremadamente disonantes.
* Líneas melódicas disjuntas y frenéticas,
incluyendo grandes saltos.
* Contrastes violentos y expresivos
* Instrumentos ejecutados con gran fuerza y en
los extremos de sus registros
* un elevado grado de tensión, bien
representada de manera vívida y dramática o bien de manera subyacente y
contenida.
Entre los músicos
expresionistas destacaron especialmente Arnold Schönberg, Alban Berg y Anton
von Webern, trío que formó la llamada Segunda Escuela de Viena:
Arnold
Schönberg: se formó cuando en Viena había un caluroso debate entre
wagnerianos y brahmsianos, decantándose rápidamente por nuevas formas de
expresión renovadoras del lenguaje musical. Sus primeras obras fueron un
fracaso de público, como el poema sinfónico Pelleas und Melisande (1903), sobre
el texto de Maeterlinck, si bien acrecentaron su fama entre los jóvenes
músicos, más afines a la vanguardia. Con la Kammersymphonie (1906) y los Lieder
(1909), sobre textos de Stefan George, empezó a acercarse al que sería su
lenguaje definitivo, marcado por la atonalidad, la asimetría rítmica y la
disolución tímbrica, que desembocarán en el dodecafonismo. Consiguió sus
primeros éxitos con los Gurrelieder (1911) y Pierrot Lunaire (1912), a los que
siguió una pausa debida a la guerra. Más adelante su obra resurgió con una
composición ya totalmente dodecafónica: Quinteto para instrumentos de viento
(1924), Tercer cuarteto para cuerda (1927), Variaciones (1926-1928), etc.129
Anton
von Webern: circunscrito a obras de pequeño calibre, no
tuvo mucho reconocimiento en vida, si bien su obra fue profundamente
vanguardista e innovadora. Más místico y delicuescente que Schönberg, Webern
fue un músico dodecafónico profundo: así como Schönberg no serializaba los
ritmos, sólo la altura de los sonidos, en cambio Webern sí, destacando las
áreas estructurales, con una música desnuda, etérea, atemporal; así como
Schönberg tenía una estructura clásica bajo el sistema dodecafónico, Webern
creó una música totalmente nueva, sin referencias al pasado. Webern rompió la
melodía, cada nota la hacía un instrumento diferente, en una especie de
puntillismo musical, en un intento de serialización tímbrica, destacando el
espacio antes que el tiempo. Entre sus obras destacan Bagatelas (1913), Trío
para cuerdas (1927), La luz de los ojos (1935) y Variaciones para piano
(1936).
Alban
Berg:
alumno de Schönberg entre 1904 y 1910, tenía sin embargo un concepto más
amplio, complejo y articulado de la forma y el timbre musical que su maestro.
En sus inicios estuvo influido por Schumann, Wagner y Brahms, conservando
siempre su obra un marcado tono romántico y dramático. Berg usó el
dodecafonismo de forma libre, alterando las ortodoxas reglas que puso
inicialmente Schönberg, dándole un particular color tonal. Entre sus obras
destacan las óperas Wozzeck (1925) y Lulú (1935), además de Suite lírica para
cuarteto de cuerda (1926) y Concierto para violín y orquesta (A la memoria de
un ángel) (1935).
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